Castas de trabajador, reina y zángano de Apis mellifera. Fotos: alexanderwild.com
Las abejas son los polinizadores más importantes de nuestras frutas, verduras y flores así como de cultivos como la alfalfa que alimentan a los animales de granja. Más de un tercio de la producción agrícola del mundo depende de ellas. Lo divertido es que las abejas no lo hacen con esa intención sino simplemente porque tienen que comer obteniendo así la proteína que necesitan del polen y los carbohidratos del néctar. En ese proceso se mueven entre las flores ejecutando la valiosa polinización. En algunas partes del mundo donde no hay abejas, o donde las variedades de plantas no les son atractivas, ya se paga a personas para polinizar a mano de flor en flor con un pincel. Esto va a ser cada vez más frecuente, como la de emplear un vibrador para las flores del tomate, acción que realizan naturalmente los abejorros, sometiendo ahora a ultrasonidos para liberar el polen.
natural y artificial. foto alexanderwild.com y en China
Tenemos descritas más de 20.000 especies de abejas en el mundo. La mayoría de ellas pasan parte de su ciclo vital solas, escondidas en el suelo o en un tallo hueco y muy pocas han evolucionado hacia un comportamiento eusocial, como las meliferas. Al igual que otros insectos como las hormigas o las termitas, las abejas son consideradas como un gran superorganísmo compuesto de hasta 50.000 individuos. Esta sociedad tiene un control descentralizado (ver post relacionado), nadie está al mando pero tienen claras las decisiones colectivas o la asignación del trabajo. Por ejemplo, las abejas muestran un servicio sanitario social. Algunas son capaces de localizar y eliminar de la colonia a individuos enfermos para mantenerla saludable; y sabemos que la recolección de ciertas resinas que llamamos propóleos funcionan como un desinfectante y antibiótico natural eliminando bacterias, hongos y otros gérmenes reforzando la salud y la inmunidad de la colonia. Estas extraordinarias defensas naturales las llevan empleando desde hace más de 50 millones de años.
Desde hace apenas unos ocho años sabemos que las colonias de abejas estan muriendo en masa, primero en EE.UU. y luego a escala global. Varios son los motivos: enormes extensiones de monocultivos, inexistencia de cultivos de cobertura, tipo trébol y alfalfa (fertilizantes naturales que fijan el nitrógeno en el suelo y de alto valor nutritivo para las abejas), empleo masivo de fertilizantes sintéticos, de herbicidas (mucha de esta malezas son plantas con flores que las abejas necesitan para su supervivencia), plaguicidas, biocidas, fungicidas, pues la práctica de los monocultivos brindan una verdadera fiesta a las plagas. ¿Cuánto tiempo necesitamos para relacionar este asunto global con las consecuencias que tiene hacia nosotros humanos?. Una de estas clases de insecticidas, los neonicotinoides, está en los titulares de todo el mundo en este momento, la UE los ha prohibido… dos años!. Puedes leer este potente artículo de como los lobbies químicos defienden sus mentiras e intereses y este otro informe sobre el nombre y apellidos de los productos mortales empleados aún en la actualidad.
Paradójicamente en estos años vemos un aumento del 300% en la producción de cultivos que requieren polinización de la abejas. Además de todo ello, las abejas tienen sus propias enfermedades y parásitos. El principal es Varroa destructor, el nombre lo dice todo, gran chupasangre que afecta su sistema inmunológico inoculándoles además virus. Veamoslo con perspectiva sistemica: por un lado el parásito le chupa la sangre, le inocula virus debilitando su sistema inmune, viviendo en un desierto de alimentos en el que ha de viajar largas distancias para acceder a flores que están regadas con neurotoxinas, no permitiéndole encontrar fácilmente el camino de vuelta a la colmena. Esto es pensamiento sistémico y en torno a la complejidad que no solo esta afectando a las abejas melíferas sino también a abejorros polinizadores, mariposas, aves y otros animales salvajes y a nosotros también vía agricultura intensiva. Por otro lado se da la paradoja de una solicitud para incluir a las abejas como patrimonio de la humanidad. Hay muchos vídeos en la Red que revelan la problemática; este es uno corto y definitivo, avalado por varias universidades…
fotos: pollinis.org
Entonces, ¿qué vamos a hacer con este desastre que hemos creado?. Cada uno de nosotros puede ayudar a las abejas de dos maneras muy directas y fáciles. Por un lado plantar flores beneficiosas para las abejas y por otro no emplear pesticidas a esas flores que son el alimento de las abejas. A través de Internet podemos encontrar las flores nativas de nuestra zona y plantarlas. Desde una sencilla maceta en la puerta de casa, en el jardín, en el césped, en los bulevares, en jardines públicos, en los espacios comunitarios, en los prados… Necesitamos una hermosa diversidad de flores que florezcan durante toda la temportada de crecimiento, desde la primavera hasta el otoño. Necesitamos caminos sembrados de flores para nuestras abejas, pero también para las mariposas, para los pájaros migratorios y otros animales salvajes. Y tenemos que pensar cuidadosamente sobre volver a tender cultivos de cobertura para nutrir el suelo y así nutrir a las abejas. Y tenemos que diversificar nuestras granjas. Tenemos que plantar bordes y cercos de flores para interrumpir el desierto agroalimentario y comenzar a corregir el sistema alimenticio disfuncional que hemos creado. Tal vez parezca una muy pequeña contramedida para un grave y enorme problema, pero si las abejas tienen acceso a buena nutrición, nosotros también tendremos buenos y sanos alimentos gracias a sus servicios de polinización. Y cuando las abejas esten sanas y fuertes serán ellas solas capaces entonces de utilizar sus propias defensas naturales, su sistema de salud, en el que han confiado durante millones de años. Así que la realidad posible y viable de ayudar a las abejas de esta manera, es que cada uno de nosotros se comporte un poco más como una sociedad de abejas, una sociedad de insectos, donde cada una de nuestras acciones individuales pueda contribuir a una solución magnífica, una propiedad emergente, que es mucho mayor que la simple suma de nuestras acciones individuales. Como si de una polinización se tratara. De lo local a lo global además.
Ahora, mientras lees este post, se están llevando acciones para que ciudades como Madrid o Barcelona sea permitido la producción urbana de miel en nuestros tejados e incluso su monitorizacion!. Esta prohibido. Algo que llevan haciendo más de 30 años, Londres, París, Berlín, o Atlanta, solo por citar unos pocos ejemplos. Lo lograremos?.
Fotos: alexanderwild.com
Si quieres saber mas sobre el declive de las abejas, ve este este video del National Geographic (es castellano).
Post basado y modificado de este video de Marla Spivak: Why bees are disapearing? en TED Talks.