Una de las bases fundamentales ocultas de la biomimesis aplicada a productos o servicios es proporcionar un impacto positivo en los entornos mas cercanos y viceversa, es decir que producto y entorno puedan trabajar conjuntamente para incrementar la calidad de sus funcionamientos combinados. De la misma manera que un roble es parte de un ecosistema mayor, con flujos de materiales y energía, donde cada organismo tiene una función para el mantenimiento del resto de otras vidas. El objetivo de los que la escuela norteamericana denomina Los Principios de la Vida (post nov 2013), o los elementos de Cradle to Cradle (post nov.2014) o como yo prefiero nombrar, Como Funciona la Vida (CFV).
No existe una configuración definitiva de estos patrones o estrategias que se repiten en un buen número de especies y ecosistemas. Lo que es interesante es que la «lista» está abierta e incompleta pero a medida que ampliamos el conocimiento de la biología y aplicamos las analogías de su funcionamiento hacia el diseño humano, nos abre la mente a que otro mundo es posible. También nos ayuda a maravillarnos del funcionamiento de las especies por muy «insignificantes » que nos parezcan y de paso re-conectar con la naturaleza.
El objetivo final es la transformación progresiva hacia el desarrollo de un sistema interdependiente de productos y el entorno donde las empresas emplean los recursos locales disponibles en flujos de energía renovable bajo una constante mejora de la calidad de los elementos integrantes del sistema. Por tanto al igual que un bosque, el sistema llega a ser resiliente, adaptable, auto-mejorable y auto-suficiente.
Esquema gráfico donde se visualizan algunos elementos de CFV en azul (autor M.Quirós)
El autor Bill Reed afirma que a la hora de resolver un problema lo aislamos. Hoy, los desafíos son muy reales y muy complejos y no podemos seguir esta formula de aislamiento. El diseño regenerativo rompe nuestro hábito de simplificar el mundo y trabajar duro desde la complejidad de los sistemas vivos diseñando enfoques elegantes que honren y aprecien tal complejidad. Esto nos obliga a crecer más allá de lo que jamás pensamos que éramos capaces de hacer.
Efectivamente la sostenibilidad parece no ser un objetivo suficiente, aunque en estos momentos debamos seguir apostando por ella si bien el avance es lento. Plantear a priori un diseño regenerativo se antoja una tarea aspiracional, pero al menos ya está enfocada. Aquí es donde la biomimesis se encuadra, pues aprendemos del sistema, nos integramos en él produciendo condiciones favorables para la vida.
Esquema de Bill Reed sobre la Regenésis (traducido por M.Quirós)
Veamos al menos uno de esos principios de CFV mencionados al comienzo del post: la naturaleza optimiza y no maximiza. Optimizar significa alcanzar algo justo en una adecuada cantidad, un valor entre demasiado y muy poco. Demasiado azúcar o muy poco en sangre puede matar; necesitamos calcio, hierro, … en un rango optimo, pero demasiado puede ser tóxico. Este papel se entiende muy bien en lo referente a vitaminas, minerales y otros nutrientes pero es igualmente válido para comportamientos como el ejercicio o el sueño así como el empleo de materiales y energía. En biología sabemos que el polen en numerosas flores es empleado por numerosas especies que van desde insectos, pasando por aves y mamíferos. Es un recurso vital para sus usuarios así como para la capacidad de dispersión de la planta. El polen no se agota, a pesar de ser multi-empleado. Su uso es gestionado para ser óptimo para todos y no maximizado, pues podría ocasionar problemas de subsistencia para otros usuarios del sistema, nosotros incluidos. Además la polinización cruzada permite la extensión y colonización de las propias plantas, generándose futuros nuevos ecosistemas, regenerando la vida. Fácil, pero ¿como aplicarlo en nuestro sistema?. La sostenibilidad es a menudo compleja y las analogías y su biologización no bien entendidas. Sabemos que el transporte del futuro pasa irremediablemente por un cambio radical del diseño actual, modelo que no solo maximiza los recursos para la propia fabricación de los que el transporte requiere, sino sobre todo para la etapa de uso que agota ingentes recursos fósiles generando daños ambientales irreversibles. En algunas grandes ciudades aparecen nuevos sistemas de transporte en los que el cliente demanda no ya la propiedad del producto, el coche en este caso, sino el servicio que este representa. No está interesado en poseer el coche, ser su dueño sino que emplea diversos servicios como Car2Go, Bluemove, Respiro, Buzzcar, etc a precios asequibles. Esto supondrá una importante desmaterialización del bienestar que sin duda optimizará los recursos. En este emergente modelo, un solo vehículo puede sustituir a mas de 20 propietarios potenciales que comparten, al igual que los polinizadores, el mismo recurso optimizado. La consiguiente disminución de recursos necesarios para la fabricación supone un importante ahorro en las emisiones de GEI para la totalidad de la biosfera. El coche ya no nos representa. Mucho queda aún mientras las cargas de estos vehículos eléctricos sigan dependiendo del petróleo o de energías lejanas; o la batería de litio cuyo fin de vida no está resuelto. No es una medida regenerativa pero sin duda supone una transición hacia ella.
Comparativa entre estrategias biológica y de diseño en optimizar en vez de maximizar (imágenes de HOK y Bluemove/Buzz car webs)
La Universidad Técnica de Delft (TU Delft) una de las mas prestigiosas de Europa pone a tu disposición una interesante publicación gratuita online del 2015 donde con tiempo, dedicación y esfuerzo, avanzar a entender y aplicar la regeneración en lo que ellos denominan principios NID (nature inspired design) en tus diseños. Un regalo para terminar, para los que como yo, no hemos tenido vacaciones de Semana Santa….